Del conflicto al perdón: reconstrucción emocional en psicoterapia

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Pintura “La Ruptura” de Remedios Varo, representando el conflicto emocional y la posibilidad de transformación
En ‘La Ruptura’ de Remedios Varo, una figura solitaria atraviesa un escenario flanqueado por muros hacia lo abierto, cargando el peso de lo que fue y la promesa de lo que podría ser. Es una imagen que resuena con cualquiera que haya sentido el dolor de una relación fracturada: un instante de caos que, sin embargo, deja entrever la posibilidad de lo que se abre. En psicoterapia, exploramos ese mismo camino: del conflicto al perdón, de la herida a la reparación.

El conflicto es una parte inevitable de nuestras relaciones, pero la forma en que lo gestionamos puede marcar la diferencia entre una ruptura irreparable y un proceso de reparación. Perdonar no es un acto simple ni automático; implica una reconstrucción emocional que requiere tiempo, comprensión y, en muchas ocasiones, acompañamiento terapéutico. En este artículo exploramos cómo el conflicto y el perdón se entrelazan en nuestras vidas y cómo la psicoterapia puede ayudarnos a transformar la confrontación en crecimiento personal y relacional.

Una historia de silencios y reconciliaciones

Cuando Clara y Andrés se sentaron frente a la terapeuta por primera vez, apenas podían mirarse. Después de quince años juntos, su relación había quedado atrapada en una maraña de resentimientos, reproches no expresados y una distancia emocional que parecía insalvable.

No había una traición escandalosa, ningún evento catastrófico. Solo pequeños desencuentros que, acumulados con el tiempo, habían erosionado la confianza. «Es como si habláramos en idiomas distintos», dijo Clara. Andrés asintió en silencio.

A lo largo de las sesiones, comenzaron a descubrir que su conflicto no era tanto sobre quién tenía razón, sino sobre la dificultad de sentirse escuchados y comprendidos. Cada discusión reactivaba heridas del pasado, llevándolos a ese estado en el que, como describió Melanie Klein (1946), se percibían mutuamente como adversarios irreconciliables en lugar de compañeros en la dificultad.

La clave para Clara y Andrés no fue simplemente «perdonar y olvidar», sino aprender a ver al otro en su complejidad, más allá del rol en el que cada uno lo había encasillado en sus momentos de mayor frustración.

El conflicto: una fractura en la identidad y la relación

Desde la perspectiva psicoanalítica, el conflicto no solo ocurre entre dos personas, sino también dentro de cada individuo. Melanie Klein (1946) describió cómo oscilamos entre dos estados emocionales fundamentales: el «estado paranoide-esquizoide», caracterizado por la fragmentación, la desconfianza y la proyección de la culpa en el otro, y el «estado depresivo», que Carveth llamará «repararativo», en el cual integramos la complejidad del otro y reconocemos nuestra propia responsabilidad en la relación.

El conflicto, cuando se gestiona desde la primera posición, genera una visión polarizada del otro como «enemigo» o «traidor»; mientras que, desde la segunda posición, abre la posibilidad de una reparación genuina, pero a través de un proceso que, por decirlo de alguna manera, requiere integrar que ni el otro es tan malo, ni uno tan bueno. Es decir, una postura de relación más completa con el otro y con uno mismo.

El impacto emocional del conflicto

El conflicto en las relaciones cercanas tiene efectos profundos en nuestra identidad. Según Donald Winnicott (1960), nuestras interacciones tempranas con figuras significativas moldean nuestra capacidad de tolerar la frustración y de mantener una conexión emocional incluso en momentos de tensión.

📌 Cuanto más amenazante sea un conflicto para nuestra identidad, más difícil será reparar la relación.

El perdón como proceso psicológico y no como imposición moral

Frecuentemente, el perdón es interpretado como una exigencia moral o una forma de «olvidar» el daño. Sin embargo, la psicoterapia nos muestra que el perdón es, ante todo, un proceso interno que depende de la capacidad de cada persona para integrar el dolor sin anular su propia dignidad. Paul Ricoeur (1999), en su trabajo sobre la hermenéutica del perdón, subraya que el perdón genuino no implica negar la herida, sino reconfigurar su significado en nuestra historia personal.

🔹 Perdonar no es negar la responsabilidad del otro, sino dejar de cargar con la carga emocional del resentimiento.

¿Cuándo es posible el perdón?

Desde una perspectiva psicológica, el perdón puede darse cuando:

  • La persona herida tiene el espacio y el tiempo necesario para procesar la ofensa sin presión externa.
  • Existe un reconocimiento genuino del daño por parte del otro (cuando es posible y seguro).
  • El perdón se siente como un acto de liberación personal y no como una exigencia impuesta.

📌 No todas las relaciones deben ser reparadas, pero sí podemos trabajar en nuestra relación con el daño sufrido.

Terapia y reconstrucción emocional tras el conflicto

La psicoterapia proporciona un espacio donde se puede explorar el significado del conflicto y trabajar en la reconstrucción de la relación (ya sea con el otro o con uno mismo). Desde la terapia narrativa, Michael White y David Epston (1990) destacan la importancia de reescribir nuestras historias de dolor, permitiendo que la persona deje de definirse únicamente a través del daño sufrido.

🔹 Preguntas terapéuticas clave para el trabajo con el perdón:

  • ¿Qué significado ha tomado este conflicto en mi vida? ¿Es el único relato posible?
  • ¿Cómo ha influido en mi visión de mí mismo/a y de los demás?
  • ¿Qué necesitaría para sentir que puedo seguir adelante sin estar atado/a al resentimiento?

📌 El perdón no es una meta fija, sino un proceso dinámico que cada persona experimenta de manera única.

Conclusión: el perdón como transformación, no como rendición

El perdón, cuando es auténtico, no es una rendición ni un acto de debilidad, sino una forma de liberación emocional. A través de la psicoterapia, podemos comprender mejor nuestras reacciones ante el conflicto, aprender a sostener el dolor sin negarlo y, si es posible, reconstruir nuestras relaciones desde un lugar más saludable. Al final, el perdón no es solo algo que le damos al otro, sino también un tipo de relación que establecemos con nosotros mismos y el mundo.

Referencias:

  • Klein, M. (1946). «Notes on Some Schizoid Mechanisms.» International Journal of Psychoanalysis.
  • Winnicott, D. W. (1960). The Maturational Processes and the Facilitating Environment. London: Hogarth Press.
  • Ricoeur, P. (1999). La memoria, la historia, el olvido. Fondo de Cultura Económica.
  • White, M., & Epston, D. (1990). Narrative Means to Therapeutic Ends. Norton & Company.
  • Yalom, I. D. (1980). Psicoterapia existencial. Herder Editorial.

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