Sobre el idealismo y la Vergüenza: Una Mirada Psicológica al Mundo de las Formas Platónicas y sus laberintos sin salida.

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Pasaje de
El libro de la risa y el olvido
Milan Kundera

Imagen: Virgen con niño – Jean Fouquet

¿Te has preguntado alguna vez cómo sería vivir en un mundo perfecto, donde todo se ajusta a un modelo ideal y no hay lugar para el error? ¿Te has sentido frustrado o insatisfecho por no poder alcanzar ese nivel de excelencia que te propones? Si es así, quizá te interese conocer la filosofía de Platón y cómo influye en nuestra forma de ver la realidad y de relacionarnos con nosotros mismos y con los demás.

Platón y el Mundo de las Formas: Una Visión que nos Atrae y nos Atormenta

Platón fue un filósofo griego que planteó la existencia de un mundo de las formas, donde se encuentran los arquetipos o modelos perfectos de todas las cosas que existen en el mundo sensible. Según Platón, este mundo es el verdadero y el único que podemos conocer con la razón, mientras que el mundo material es una copia imperfecta y engañosa que solo podemos percibir con los sentidos. Así, Platón nos propone un idealismo que nos seduce con la promesa de acceder a una realidad superior y trascendente, pero que también nos genera angustia y desilusión al confrontarnos con nuestras limitaciones y defectos.

Vivir en un mundo de formas platónicas implica, de alguna manera, lidiar con la dualidad de un ángel que nos impulsa y un demonio que nos quema.

Terapia: Un Acto de Abandono Temporal del Idealismo Platónico

La terapia puede ser una oportunidad para reconocer y aceptar nuestra imperfección como parte de nuestra condición humana. La terapia no pretende imponer un modelo ideal de cómo deberíamos ser o actuar, sino ayudarnos a comprender y valorar quiénes somos y cómo nos sentimos. De esta manera, la terapia puede ser un acto de liberación del idealismo platónico y de acercamiento a la realidad de nuestras experiencias y emociones.

Una parte de este viaje a las profundidades consiste en abandonar temporalmente las ideas platónicas y sumergirse en la realidad de cómo interpretamos nuestras imperfecciones.

Juicio y Vergüenza: Descifrando la Diferencia Crucial

¿Qué diferencia hay entre el juicio y la vergüenza? Estas son algunas de las preguntas que nos planteamos en este artículo, donde exploramos la distinción crucial entre el juicio, que implica evaluar las consecuencias de nuestras elecciones, y la vergüenza, que surge de una evaluación negativa de nuestro carácter.

La vergüenza es una emoción dolorosa que nos hace sentir inferiores, defectuosos o indignos de amor y aceptación. Nos hace creer que hay algo malo en nosotros, que no somos lo suficientemente buenos, que no merecemos ser felices. La vergüenza nos aísla, nos paraliza y nos impide crecer y cambiar.

El juicio, en cambio, es una habilidad cognitiva que nos permite analizar las situaciones y las opciones que tenemos ante ellas. El juicio nos ayuda a aprender de nuestros errores, a tomar decisiones responsables y a mejorar nuestra conducta. El juicio nos conecta con la realidad, nos moviliza y nos facilita el cambio.

En el proceso terapéutico, es importante aprender a diferenciar entre el juicio y la vergüenza, y a desarrollar un juicio crítico que nos permita enfrentar la vergüenza de forma constructiva. Para ello, es necesario desentrañar las etiquetas autoimpuestas, las demandas irracionales que nos hacemos a nosotros mismos sobre lo que tenemos que ser o hacer, y entender la vergüenza y aquellas cosas que la disparan. También es necesario abrir un espacio para cuestionar críticamente estas ideas, estar con esa emoción, explorarla, ver qué hace en nosotros, y desafiar los estigmas asociados con diversas formas de supuesta imperfección. Se trataría de ganar resiliencia ante la vergüenza como una forma de proteger nuestras conexiones, con nosotros mismos y con la gente que nos rodea.

Desafiando Mitos y Estigmatizaciones en la Salud Mental

¿Alguna vez te has sentido avergonzado por pedir ayuda? ¿Te has sentido indigno de recibir apoyo o comprensión? ¿Has pensado que hay otras personas que merecen más atención que tú? Si es así, no estás solo. Muchas personas experimentan sentimientos de vergüenza cuando se enfrentan a sus dificultades y buscan ayuda profesional. La vergüenza es una emoción dolorosa que nos hace sentir inferiores, defectuosos o indignos de amor y aceptación. A menudo, la vergüenza se origina en experiencias tempranas de abandono, rechazo o crítica, que nos hacen creer que hay algo malo en nosotros o que no somos lo suficientemente buenos.

La vergüenza también puede estar relacionada con el idealismo, es decir, la tendencia a tener expectativas irreales sobre nosotros mismos, los demás o el mundo. El idealismo nos hace creer que debemos ser perfectos, que debemos cumplir con ciertos estándares o que debemos evitar el fracaso a toda costa. Cuando no logramos alcanzar estos ideales, nos sentimos frustrados, decepcionados y culpables. El idealismo nos impide aceptar la realidad tal como es, con sus limitaciones, imperfecciones y desafíos.

La terapia puede ser un recurso valioso para superar la vergüenza y el idealismo. En la terapia, podemos explorar las causas y las consecuencias de estos sentimientos, así como desarrollar estrategias para afrontarlos de forma más saludable. A continuación, te presentamos algunas formas en las que la terapia puede ayudarte a lidiar con la vergüenza y el idealismo:

Reconocer y expresar tus emociones. La terapia te ofrece un espacio seguro y confidencial para compartir tus sentimientos sin miedo al juicio o al rechazo. Al expresar tus emociones, puedes liberarte de la carga de guardarlas dentro y entender mejor lo que te pasa. También puedes aprender a identificar y regular tus emociones, para evitar que te abrumen o te paralicen.

Cuestionar y modificar tus creencias. La terapia te ayuda a examinar las creencias que sostienen tu vergüenza y tu idealismo, y a evaluar si son verdaderas, útiles o realistas. Al cuestionar tus creencias, puedes descubrir que son irracionales, distorsionadas o basadas en evidencias insuficientes o sesgadas. Al modificar tus creencias, puedes adoptar una perspectiva más equilibrada, flexible y compasiva hacia ti mismo y hacia los demás.

– Desafiar y cambiar tus comportamientos. La terapia te anima a salir de tu zona de confort y a probar nuevas formas de actuar que sean más coherentes con tus valores y objetivos. Al desafiar tus comportamientos, puedes romper el ciclo de la vergüenza y el idealismo, que te impide avanzar o crecer. Al cambiar tus comportamientos, puedes experimentar resultados diferentes, mejorar tu autoestima y aumentar tu satisfacción con la vida.

En conclusión, la terapia puede ser una oportunidad para hacer una pausa con fantasías idealistas y autocastigadoras, y para enfocarte en cómo aceptar tu realidad con compasión y entusiasmo. Al superar la vergüenza y el idealismo, puedes liberarte de las cadenas que te atan al pasado o al futuro, y vivir el presente con más plenitud y alegría.

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